En la irradiación los colores claros como el amarillo se expanden sin límites se acercan al espectador, lo inquieta, los contornos se hacen difusos. El azul por el contrario se contrae, es profundo y tiende a la quietud.
En cinétismo el color vibra y hay movimiento, los colores claros avanzan y los oscuros retroceden. Es el más alto de los contrastes.
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